Miedo. Siempre ha sido tu miedo fundamental. Tienes miedo a la locura. A volverte como ella. A repetir el ciclo. A abandonarte a su influjo. A caer en sus redes. Es un miedo ancestral. Es pánico. Pánico a asomarte al abismo y dar un paso. Pánico a las paredes blancas. Pánico al vacío. A la soledad de tí mísma. A no reconocerte en un espejo. A cruzar la frontera. A no distinguir la cordura de la locura.
Es el motor de la vida social, un arma de doble filo. No quiero que suene triste así que dejemos sonar: sigur - Med Sud I Eyrum Vid Spilum Endalaust. Agradecimientos a mamimi por grabarme el disco :D
Antes de entrar al tema, quiero recordar(me) que es época de frenar, de abrir el paracaídas. En verano los porrazos duelen el doble, por el calor y el desequilibrio.
Fronteras ! Hablaba de fronteras, perdonadme, estoy un poco disperso, y falto de tiempo. Son las fronteras la verdadera tentación el verdadero leitmotiv de todo esto.
Con todas las personas que conoces hay una frontera, una frontera que sin haberse pactado ni hablado se respeta.
Te veo, hablamos. Sonreímos; hay complicidad, nos entendemos muy bien, ¿para qué negarlo? Somos listos, y ambos vemos la frontera, la sentimos... Cada vez que nos acercamos a ella, tonteamos con el punto de no retorno, pues esta frontera es la frontera sin vuelta atrás.
Tenemos miedo , pero también curiosidad y deseos de cruzar. Por ello siempre que podemos, cada uno se sienta en su lado del acantilado y nos miramos. Hay formas de eliminar ese miedo, formas de ser inconscientes, formas de cuasi-cruzar o saltar. Y a medida que perdemos la consciencia, a medida que todo el auto control empieza a desvanecerse, nos acercamos.
Se tocan nuestras miradas hierve nuestra sangre, se acelera el corazón. La intensidad al filo del acantilado es brutal, adictiva.
¿Una ilusión, una realidad? Nah, soy científico, pongamos los datos sobre la mesa. La intensidad totalmente dependiente de la distancia, eso implica que más que en mi cabeza estás en mi mundo. La intensidad crece exponencialmente, demasiado exponencialmente, y es demasiado fantástico como afecta a todo mi cuerpo el tenerte a 10 centímetros. Por eso mis instintos me dicen "Salta, salta cobarde !!" Pensando que a 5 centímetros, va a ser el doble!. "Tírate, deja de razonar, no pienses en consecuencias !" Que a 2 centimetros vas a perder hasta la percepción del tiempo y el espacio. ¿A 1 centímetro? Ni imaginármelo puedo, y ya me pincha el estómago. Pero, ¿a cero?, es a cero el problema. En ese punto el juego vuelve al territorio del todo el nada, Puede explotarme el corazón, que en ese momento ni me va a hacer falta, teniendo el tuyo, o puedo ahogarme en el fondo de un oscuro acantilado.
Sea una u otra cosa, no se podrá jamás volver hacia atrás. No se podrá jamás volver a jugar y a fantasear con dudas, juegos y sonrisas. Es con esa frontera con la que vivimos. Es la curiosidad, la ilusión la que nos empuja a cruzarla. Y el miedo y la experiencia la que nos advierte de sus peligros. Pero son las fronteras las que hacen especial en el fondo este territorio. Si se viese todo a la primera, , ¿qué gracia tendría este juego !?
Feliz salto, sea cual sea el resultado. Disfruta.
ResponderEliminarEntonces es la frontera el principio del juego...
ResponderEliminarTienes que pensar: ¡Salta, valiente!
Espero me vengáis a ver al hospital cuando me rompa algo al saltar xD
ResponderEliminarSaludos y gracias por pasaros !