martes, 14 de febrero de 2012

Ser hombre depende de ser mujer.


Pequeña curiosidad neuro-científica.


Pocas veces escribo cosas netamente científicas en el blog, sólo suelen ser pinceladas entre opiniones personales e historias varias, pero de vez en cuando viene bien dejar caer algo puramente científico para que no-científicos lo disfruten...o al menos sean conscientes de ello.


Las hormonas son sustancias que afectan al funcionamiento de distintas células, son un montón y son fundamentales... si tenéis curiosidad podéis mirar las tablas de la wiki... Pero no os voy a torturar con datos, iré al grano...

Existen dos hormonas típicamente relacionadas con los distintos sexos. Una es el estradiol, hormona causante de que las mujeres tengan las características físiológicas que las diferencian de los hombres... La versión masculina de esta hormona es la testosterona, responsable de muchas de las características fisiológicas de los hombres (simplificando...).

Supongo que muchos conoceréis los cromosomas sexuales, los archiconocidos X e Y. La presencia del cromosoma Y determina el sexo masculino gracias a la región SRY.
Esta región es una de las responsables de la producción de testosterona. Testosterona que viajará por todo el feto activando los caracteres sexuales masculinos, modelando el embrión....

Sin embargo al llegar al hipotálamo ocurre algo increíble, una enzima llamada aromatasa atrapa la testosterona y la convierte en.... ¡ estradiol !
El estradiol actua sobre la mente haciendo que este se desarrolle como un cerebro masculino.

Lo repito una vez más... la hormona que modela los caracteres sexuales femeninos es la responsable de que los hombres tengamos una mente masculina... En el caso de las mujeres existe una proteina llamada alfa-fetoproteina que secuestra el estradiol, evitando que este llegue al hipotálamo.

Podríamos decir pues que la mente es en un principio "femenina", y que es la hormona femenina por excelencia la que se encarga de volverla masculina. Y todo gracias a una enzima llamada aromatasa, que no es todo lo conocida que quizás debería ser.


“Esta entrada participa en la X edición del Carnaval de Biología, organizado por el blog Scientia.

El tiempo vuela, como las nubes, como las naves, como las sombras.




El tiempo pasa, y nadie debería sorprenderse... Pero los humanos somos así nos sorprende lo evidente en el momento menos esperado, que si lo piensas es usualmente el momento más lógico. No en vano somos tan incoherentes y anárquicos....

El otro día almorcé con la gente que solía conformar mi mundo social durante el intervalo de edad comprendido entre los 17 y los 22 (aproximadamente) No es que actualmente, o luego de los 22 no lo fuesen, sólo que la influencia mermó.

Eramos muchos, todos sentados... pero de una plaza donde compartir litronas y cartones de tinto, se pasó a un restaurante italiano, de peleas e historias se pasó al trabajo y los temas transparentes. No digo que una cosa sea mejor que otra, no digo que no me encanten las pizzas y que adore no tener que esconderme de la policía. No digo tampoco que no me encanten las litronas al sol y las historias de peleas y aventuras.

No valoro, ni puntúo... sólo intento hacer palabras una sensación que me asaltó en aquel instante....a escasos metros de aquella plaza en la que pasé tantas horas sentí ese tópico literario «Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra» .... (El tiempo vuela, como las nubes, como las naves, como las sombras).

No iban a volver esas litros, no iban a volver esos momentos... el vértigo, el malestar la impotente tristeza me alcanzó, y me sentía fuera de lugar, fuera del tiempo...demasiado lento, pero mi cerebro aceleró... E hizo lo lógico, simular y plantearme un sinfín de situaciones similares, dejando claro que así iba a ser siempre...

Nuestra mente funciona así, a saltos. Es incapaz de unir momentos lineales, incapaz de apreciar el cambio en tiempo real, por eso nos sorprenden tanto los timelapse. El tiempo avanza, y no nos damos cuenta hasta que hay suficiente información para que los cambios sean demasiado evidentes...pasa lo mismo cuando engordamos o cuando envejecemos, cuando hacemos reformas en la casa...y tenemos la sensación de que siempre fue así, hasta que vemos una foto o un vídeo del antes.

Existe un objeto (Shishi odoshi) que representa este problema de nuestra mente a la perfección: las fuentes con bambú


Y estaba triste, y se supone que no debía de estarlo.
Y estaba perdido, y se supone que no debía de estarlo.
....
(Sigue...)