El siguiente texto se redactó bajo el agotamiento físico, mental y emocional. En una hoja sucia y asquerosa de apuntes, sin ninguna pretensión más que el desahogo.
Escribo pues ya no sé qué hacer, no te miro pues no quiero desfallecer... Te siento sin tocarte, te recuerdo queriendo olvidarte. Temo rozarte, temo tus toxinas, temo tus alcaloides. Tengo miedo de encontrarte.
Desearía que no existieras.
Desearía no sentir nada
Desearía que tu existencia no me afectara.
Desearía...la nada.
Pero existes,
pero me afectas,
pero siento. Siento demasiado siempre que estoy a tu lado. Es demasiado lo que me afectas, demasiado lo que te pienso, demasiado lo que me obsesionas.
Y escribo esto porque ya no puedo más, mis entrañas arden y piden consumirse. Escribo esto sentado a tu lado, y ni te percatas. Seguramente porque no quieres, seguramente evitas pensar y hablar pues así el problema desaparecerá.
Pero mientras me das la espalda y me ignoras, tu solución no funciona. No funciona que me des la espalda pues me pierdo en tu cintura, me pierdo en tu pelo y tu espalda, hasta la última vértebra de tus huesos dónde el equilibrio aguarda ser roto... allí se pierden mis ojos tras la caída libre desde tus hombros.
Dice la lógica que me olvidaré, este sentimiento de desasosiego dará paso a la indiferencia. Y sé que así será, pues así ha sido hasta ahora.
Pero en ese trance perderé muchas cosas... Pederé el tiempo, perderé oportunidades, perderé instantes, perderé sueños. Y nadie me indemnizará por ello...por todos esos momentos que nunca serán, por esas sensaciones que quedarán en fantasía...y a ti te da igual, pero es normal, es normal. Normal, que asquerosa palabra hecha de cadenas.
Y escribo mientras miras, no sé el qué, de reojo. Y escribo como quien escribe un testamento, renuncio realista realizado recordando raros roces risueños ratos. Temo que leas lo que escribo entre cada una de tus miradas de distraído disimulo...Pero a la vez me encantaría que me descubrieras, que entraras en mi cabeza con los brazos y los ojos abiertos, que vieses todo lo que hay dentro, que caminases por mi cielo y mi infierno. Pero ya sé que eso nunca ocurrirá, la experiencia me lo dice...será como siempre, será como siempre...o si me apuras, peor.
Siempre es peor, dice mi cabeza cansada de pensarte.
Siempre es peor, dice mi corazón, agotado de entregarse.
Siempre es peor, dicen mis entrañas, atravesadas por mil gusanos que nunca llegarán a mariposas.
Siempre es peor. dice el empirista insensible.
¿Qué es siempre? Pregunta ese niño que aún no sabe qué es el mundo. ¿Cuanto tiempo es siempre? ¿Siempre es nunca? Los absolutos no tienen sentido para él....
Y es que tal como dice un señor...
Los "nuncas" suelen ser apuestas fallidas "siempre". -Rotax
Escrito, desde el infierno. Sin resentimiento, escrito bajo la liVertad que me permite mi imaginación, texto de alta mar, insolente, solitario y no sujeto a normas de ortografía ni moral.