sábado, 20 de octubre de 2012

Café




Entonces el joven hiperactivo conoció al ya un viejo que, en un principio, le pareció normal. Solo que en una mirada se reconocieron ya que en el mundo de los hiperactivos ciertos detalles y actitudes pasaban, por la velocidad del juego, completamente desapercibidos.

El viejo invitó a un café al chaval hiperactivo y tras una corta conversación el viejo sonrió y le dijo: "si yo te entiendo, pero me gustaría compartir un par de secretos contigo".

El viejo no era exactamente hipoactivo sino disactivo, o eso parecían indicar todos los test y pruebas que los sabios psiquiatras y psicólogos habían pronosticado como viejos oráculos acomodados en una sociedad en la que encajaban perfectamente. Y el viejo, siendo aún joven, se rió de todos y de todo.

"Al principio fue durísimo, pero desarrollé "programas mentales" para traducir entre sus mundo y el mío. Mira, es como si nosotros funcionáramos con linux y ellos, los pobres, solo pudieran funcionar con windows. Yo desarrollé mi propio programa wine, algo así como un emulador de máquina. Luego con el tiempo y la práctica se perfecciona y así eres capaz de vivir en tu propio mundo entendiendo los mundos de los otros.

Pensar en "linux" es más duro y exigente. Exige pruebas y errores, exige reprogramar y fallar muchas veces. Pero una vez que consigues aprender a programar correctamente entonces eres mucho más libre y poderoso que los pobres windows, que en lugar de generar ideas prefieren alquilarlas. Puede que tú seas un debian y yo un lenny, lo mismo me dá, los dos somos linux y sabemos que tenemos más capacidad de libertad por eso mismo. Sin embargo el precio a pagar es mayor.

Así que deja de llorar por no ser un windows, yo hace muchos años que dejé de desear ser un preprogramado de mierda y aproveché mi libertad linux para tener no solo más libertad que los demás sino además para superarles. Exige cinco veces más esfuerzo pero una vez que lo logras no lo cambias por nada. Porque la idea de biodiversidad no sirve de nada si al final no encontramos un punto en común para entendernos y comunicarnos. Y prefiero hacer el esfuerzo yo para tener más armas y herramientas a que lo hagan los demás para que me vuelvan débil. Cuestión de rentabilidad, ya sabes, y si no lo sabes ya te lo cuento yo."

Y con las mismas pagó el café y siguió su camino sin mirar atrás. Lo que haga cada uno con la información recibida corresponde a su libertad. El viejo ya tenía la suya, solo le parecía triste que un gran potencial se despercidiara por miedo a ganar esa libertad o por miedo a perder el precio a pagar.

Un gran abrazo desde otra mente, otro mundo y otra perspectiva.
dezaragoza11 de octubre de 2010 

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