sábado, 28 de marzo de 2009

El Chico-Astro





Lo peor de cortarte el dedo comiendo salchichón, es que retrasa demasiado la escritura con el teclado. Pero gracias al salchichón, compensa.

He descubierto una frase que no entiendo. Por más que la leo o la pienso, se me escapa.
"La base del optimismo es el terror".

¿El optimismo se basa en el terror? ¿Alguien muy asustado termina siendo optimista? Quizás el que aterroriza a los demás es una persona optimista. Ni idea....

Hay más fragmentos que me han encantado.

"
Estaba enamorada del más hermoso de los juncos. Lo encontró al comienzo de la primavera, cuando volaba sobre el río persiguiendo a una gran mariposa amarilla, y su talle esbelto la atrajo de tal modo, que se detuvo para hablarle.

-¿Quieres que te ame? -dijo la Golondrina, que no se andaba nunca con rodeos.

Y el Junco le hizo un profundo saludo.

Entonces la Golondrina revoloteó a su alrededor rozando el agua con sus alas y trazando estelas de plata.

Era su manera de hacer la corte. Y así transcurrió todo el verano.

-Es un enamoramiento ridículo -gorjeaban las otras golondrinas-. Ese Junco es un pobretón y tiene realmente demasiada familia.

Y en efecto, el río estaba todo cubierto de juncos. Cuando llegó el otoño, todas las golondrinas emprendieron el vuelo.

Una vez que se fueron sus amigas, sintiose muy sola y empezó a cansarse de su amante.

-No sabe hablar -decía ella-. Y además temo que sea inconstante porque coquetea sin cesar con la brisa.

Y realmente, cuantas veces soplaba la brisa, el Junco multiplicaba sus más graciosas reverencias.

-Veo que es muy casero -murmuraba la Golondrina-. A mí me gustan los viajes. Por lo tanto, al que me ame, le debe gustar viajar conmigo.

-¿Quieres seguirme? -preguntó por último la Golondrina al Junco.

Pero el Junco movió la cabeza. Estaba demasiado atado a su hogar.

-¡Te has burlado de mí! -le gritó la Golondrina-. Me marcho a las Pirámides. ¡Adiós!

Y la Golondrina se fue.
Oscar Wilde. "



Bueno nada de esto viene al caso. La realidad es, que es sábado noche, y sigo y sigo desentendiendome de la vida social.

Los acontecimientos han encaminado al sinsentido.
Al olvido.
Al descuido.

Han cambiado las luces nocturnas por la luz de mi monitor.
Han cambiado los vodkas con red bull por ibuprofeno y valeriana.
Han cambiado la música electrónica por sigur rós.
Han cambiado las chicas por apuntes de microbiología.
Han cambiado las peleas y la adrenalina, por apatía.


Y así podría seguir. Pero no me quejo, hago lo que quiero sin importar que importe, sin importar que me importe.


(...) El Chico-Astro, se divertía haciendo sufrir a los demás. Le gustaba verles a sus pies. No sentía pena por nadie, ni por nada. Los demás chicos querían ser como él. Allá donde iba, resaltaba y era el centro de atención. Si quería a una chica, la conseguía. Si alguien le plantaba cara, lo hundía y lo pisoteaba. Lo tenía todo, y no quería que nadie tuviese nada.
Un día, iba paseando por las calles y vio a un estudiante que cargaba con decenas de libros.

--Estúpido, estudiar es perder el tiempo.

Comenzó a humillarlo. El pobre estudiante salió corriendo, a refugiarse en los libros.
A sacrificar el presente.
Cansado de perseguir al estudiante, decidió ir visitar a un compañero. La verdad es que sólo le interesaba por las ventajas que le suponía, conservar su amistad. El compañero tenía coche, tenía droga, tenía fama. Aunque también tenía sus problemas, problemas de dinero, problemas de adicción, una paternidad demasiado precoz... Pero al Chico-Astro eso no le importaba, ni siquiera le escuchaba. Se decía a si mismo. "-Esto no me pasará a mí, ! Yo soy más listo ¡ " Chico-Astro siempre pensó que su compañero sacrificaba el futuro. Y que él era mejor.
Al tener de todo, cada vez buscaba cosas más difíciles de conseguir.

Por casualidad conoció a una chica. Era tímida, callada. No resaltaba en nada. Y nunca se acercaba a nadie. Tampoco nadie se fijaba en ella.

--Que chica tan curiosa...pensó.

Preso de su curiosidad se acercó a ella y la intentó seducir. Pero ella lo rechazó. Chico-Astro no lo podía creer, pero su rechazo sólo hizo que la deseara más y más.

La curiosidad se convirtió en deseo, el deseo se convirtió en obsesión. Y al final confundió la obsesión con amor. Perdió el interés por la fama, se olvido de mantener a raya a sus enemigos, y a sus "amigos"... Dejó de regar su jardín. Pero finalmente consiguió a la chica-tímida.
Entonces ya era demasiado tarde para darse cuenta de lo que había ocurrido.
Primero, se percató de lo evidente, chica-tímida no estaba hecha para él. Su actitud le era incomprensible. Vivía anclada al pasado. No tenía ojos para ver, el futuro. Ni deseo de cambiar el presente. Chico-Astro no quería vivir en el pasado, para él, el pasado pasado era. Así que Chico-Astro volvió caminando hasta su Reino y dejó a chica-tímida con el corazón roto.

Esperaba encontrar algo de diversión en su feudo, pero al llegar, nadie lo recordaba.

Los que fueron sus fieles seguidores lo rechazaron. Sus "amigos" le traicionaron
Aquellos a quienes él miraba desde los cielos, ahora volaban muy por encima suya.


Criticó a los que vivían el pasado. Que aunque anclados, tenían algo. Criticó a los que desperdiciaban el futuro. Los cuales tenían presente. Criticó a los que desperdiciaban el presente. Que finalmente tuvieron futuro.
No se dio cuenta el Chico-Astro que él, desperdició el futuro, malgastó el presente, e ignoró el pasado. Y ahora le tocaba arreglarlo todo. Cargar con el pasado y trabajar el presente.
De Chico-Astro a chico estrellado.(...)



Quizás por estar trabajando el presente, no es capaz de darle un final a está historia prefabricada y sin demasiado argumento.
Quizás no estaba inspirado
Quizás sólo, fue el camino de estrella a estrellado.
Quizás escribió lo que le hubiese gustado.
Quizás todo se lo ha inventado.

¿La moraleja? Pues está clara, la moraleja es: "Que nunca se es lo suficientemente malo"


(No dejéis de leer-->El Niño-Astro de Oscar Wilde )

1 comentario:

  1. a lo mejor es que el chico-Astro no se dio cuenta que esperaba "pasado" y en su feudo las cosas también habían cambiado, sin su presencia. a veces ocurre.

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