sábado, 5 de noviembre de 2011

¿En qué piensas?




A veces pasas años sin vivir lo más mínimo...y de pronto vives años perdidos en un instante.

Mi mente es una tormenta de arena, impenetrable incluso para mi mismo. Camino a través de la misma sin saber nunca a donde voy a llegar, y cuando el temporal amaina la inmensidad del desierto y sus espejismos me llena de temor. He aprendido sin embargo a disfrutar de esa incertidumbre, de esa tormenta perfecta.
Disfrutar, que bonito eufemismo para tolerar, o aclimatarse...

Me preguntas "-¿qué piensas?" y me sonríes, y yo despierto y veo que estoy en el mundo. Ese es tu poder, parar la tormenta de arena, llevarte mi desierto...anular la terrible máquina de pensamientos y dejarme descansar. No podría describir lo agradable que es la sensación lo bien que me sienta tener la cabeza vacía aunque sea sólo unos minutos.... es la primera vez que siento ese descanso.

Me preguntas sobre qué pienso, y yo tengo que empezar a pensar para darte una respuesta.

No se si eres consciente de cuánto poder tienes... acelerar mi corazón, desbordar mis hormonas, y parar todo mi sistema neocortical. Todo eso tan sólo con besarme.

Es un aroma, un reflejo...dudo un instante, siempre me ha asustado acortar distancias. Es una duda efímera casi inexistente, me acerco tanto que mi función visual queda invalidada...Incapaz de enfocar, ya mis ojos no sirven, los cierro...

Uso mi nariz, inundo mis pulmones de tí, mis alveolos se saturan, cada glóbulo rojo de mi cuerpo capta tu esencia y la reparte a través de las arterias, las venas, los capilares... Partes de ti, de tu aroma, viajan por mi organismo, las propias partículas que exuda tu piel o que escapan de tu nariz recorren mi sistema circulatorio. Llegan junto con el oxígeno a cada una de mis células, y allí entran a formar parte de la respiración celular...llegan también a mi cerebro y desencadenan cientos de impulsos eléctricos. Los potenciales de acción despolarizan las membranas de mis neuronas, esto libera: glutamato, serotonina, catecolaminas...
La reacción en cadena continúa por toda la médula espinal y el sistema simpático. Se acelera mi pulso, mi corazón late más y más rápido, mis sentidos se agudizan, inspiro mucho más profundo.
La adrenalina provoca la liberación de glucosa en sangre, la glucosa eleva la producción de energía, el cerebro funciona más y más intensamente.

Mi cuerpo está como Alemania en el 39.... y aún ni he rozado tus labios.

Los toco, los 12 pares de nervios craneales generan potenciales despolarizantes, pero son el V par de nervios trigénimos los que ahora tienen el mando con el permiso de los glosofaríngeos. Ambos envían los potenciales de acción, una al bulbo raquídeo, el otro al tronco del encéfalo que se ubica entre el bulbo raquídeo y el mesencéfalo.

Los 31 pares de nervios espinales también arden, los cervicales luchan para que la distancia entre tus labios y los míos sea cero. Los torácicos me mantienen vivo y cerca de tí. Los lumbares, sacros y coccigeos hacen labores no menos importantes.

A estas alturas he inspirado tanto aire, que todo mi interior está lleno de ti. Me aventuraría a decir que incluso parte de los neurotransmisores que produzco son en última, moléculas que en algún momento formaron parte de ti.

El mundo cae a tu alrededor, centras todo en seguir el ritmo, en morder, en sentir, en seguir siendo químicamente un único ser. El control empieza a perderse, poco antes de que tu mismo desaparecieras. Ni palabras ni imágenes quedan en tu cabeza...sólo tacto. El universo se encuentra a si mismo, y se conoce a través de labios y manos.... Las moléculas pasan indistintamente, como si se tratase de un único organismo.

Paras y te alejas. Yo sigo con los ojos cerrados, no quiero que termine, mis manos se anclan a tu cintura como si no hubiese un mañana, ni un hoy, ni un ayer.

Respiro, abro los ojos. Te enfoco, sonríes.

A tu alrededor empiezan a parecer, cosas: calles, farolas, árboles, edificios... poco a poco el mundo se reconstruye él mismo. Me miras y me preguntas "-qué, en qué piensas"
Yo sonrío como un idiota, no se qué responder. Te digo que en nada, pero no me crees... Yo, que siempre tengo respuestas para todo, me encuentro desarmado y con una sonrisa a la que no puedo adornar con palabras... ¡ pero qué quieres que te diga !, las palabras son insuficientes para describir todo esto.

Te puedo hablar de neurotransmisores, de moléculas y trazas de gases, del ciclo de krebs, del sistema nervioso central... Y nunca conseguiré describir esa paz violenta, ese nerviosismo tranquilo, esa furia controlada, esa incontrolada tranquilidad...ese vacío tan lleno... que es mi pensamiento.

Y cómo no se qué responderte...te vuelvo a besar.



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