domingo, 24 de marzo de 2013

Georgia (3)



Capítulos

The Kid.

Suena: Woodkid -I love you


Nadie sabe por todo lo que pasamos, nadie llegará jamás a entender todo el dolor que sufrimos, las veces que estuvimos al borde del acántilado, las ocasiones en las que esquivamos la fatalidad.  La gente sólo ve dónde estamos, y ni tan siquiera lo hacen con perspectiva. No se dan cuenta que podríamos no estar allí... ni en ningún otro lado. No ven, que tuvimos que pelear cada centímetro ganado y llorar cada metro perdido.  La gente no puede ver esas cosas, y recuerda mi estimado. Recuerda siempre que tu, eres gente.

El ruido repentino de un tren en dirección contraria despertó a Sechs. Parecía que había amanecido mientras el tren discurría paralelo a la costa, las nubes eran cúmulos blancos propios de la estabilidad primaveral o veraniega y en el tren el murmullo de decenas de alegres conversaciones era incesante. Según parecía todos iban camino de una exposición, un evento o algo así.

Sechs decidió levantarse y dar un paseo por el tren, sus piernas le respondieron inmediatamente aunque en su cabeza hacía años desde la última vez que las usó. La luz entraba alegre por las grandes ventanas y las nubes parecían pegadas al cielo, dándole al mar un tono intenso y profundo pero a la vez cálido y dulce. El tren no parecía tan sucio como antaño, pero había algo que destacaba entre toda aquella luz y gente vestida de época, cualquiera diría que se trataba de 1929 y que el optimismo había tomado forma gaseosa...sin embargo, tal como decía algo destacaba entre todos aquellos vestidos y señores fumando alegremente. En una esquina del tren había un niño sucio, con la cara llena de barro y sangre seca, las manos las tenía llenas de tierra como si hubiese caminado kilómetros huyendo de un país en guerra. Llevaba el típico uniforme que antaño se usaba en los colegios, esos característicos pantalones cortos oscuros acompañados de una camisa blanca, que en esta ocasión estaba más que ennegrecida. Pero sin duda lo que más destacaba de él, era su casco, un casco con cuernos, como el que popular y erróneamente se asociaba a los vikingos.
La luz levantaba mil brillos en su pelo, y la negra pupila de sus ojos parecía desterrar todas aquellas asquerosas nubes de verano, su expresión no denotaba más que derrota y cansancio, pero sus labios estaban llenos de fuerza apretados como de pura furia. Sechs no puso aguantar las ganas, y como siempre terminó acercándose a quien parece especial y diferente. 

-Hola, me llaman Sechs y vivo en este tren, vengo de un sueño que no puedo recordar y voy buscando algo que todos dicen que ya entenderé, ¡encantado!
Dijo Sechs con una sonrisa tratándo de hacer que aquel niño se sintiese mejor.

-¿Vives en el tren? Nadie puede vivir en un tren, este tren lleva a la gente de un sitio a otro, pero nadie puede quedarse  en él. 
Respondió el niño

Sechs quedó un rato pensativo, sin saber qué responder...

-Bueno, no importa, dijo el niño. -Soy Kid, estoy aquí porque fui derrotado, traté de destruir la gran ciudad, aquella que llaman "La Ciudad Negra" pero perdí. Y ahora el tren me lleva, aunque yo no quiera. Perdí la guerra y ahora ellos tienen las dos llaves que abren las tres puertas.

-¿Tu solo contra aquella enorme ciudad?, ¡es imposible que pudieses ganar! Dijo Sechs.

-Lo era, como dicen que es imposible evitar la muerte o ser feliz. Pero, ¿dejas de intentar sobrevivir?, ¿dejás de luchar por la felicidad?, ¿dejas de comer aun sabiendo que por mucho que comas nunca podrás derrotar al hambre para siempre?   Me lancé contra la ciudad negra porque mi familia quería que formase parte de ella, que me convirtiese en una estatua y adornase sus calles. Querían que dejase de correr por los campos, de jugar con los animales. Querían que dejase de mirar las estrellas con lágrimas en los ojos, de jugar con las ranas de dormir en la bañera. Querían que me sentase y me volviese de piedra, que cada día fuese lunes para siempre. Por eso mis demonios vinieron a buscarme, mis demonios vinieron a salvarme...y juntos nos lanzamos contra la ciudad. Juntos iniciamos una guerra, mis demonios, mis piratas, mis gigantes y yo. Chocamos como un tsunami contra sus blancos muros que para nosotros siempre serán negros. Derribamos sus puertas y luego fuimos derrotados.  Estimado Sechs, la vida no puede a la muerte, la juventud siempre es derrotada por el tiempo, los sueños por la realidad. Nosotros perdimos como tantos otros por intentar lo imposible, ¿pero para qué servían mis manos sino para intentarlo?

Kid se agarraba los cuernos del casco con sus pequeñas y sucias manos, las lágrimas arrastraban los restos de sangre seca que se mezclaban con la tierra, con el sudor, con la pena...

Sechs estaba acostumbrado a que la gente abriese su corazón tan fácilmente, a sentirse cercano a casi cualquiera con quien cruzase dos frases. Le encantaba la sensación de no perder el tiempo con rodeos y protocolos. Pero esta vez era distinto, la empatía y la vergüenza se apoderaron de él. Se sentía cercano y a la vez lejano de aquel niño. Quería ayudarle aún sabiendo que no podía.

-Yo no luché Kid, dijo Sechs,  me invitaron a escapar de la batalla, abandoné a muchos que estaban iniciando una guerra los dejé solos. No llores, has sido mucho más valiente que yo y seguramente que todos los que viajan en este tren. Él llegó, me sacó de allí y luego tras darme un nombre, desapareció. Ahora ni tan siquiera se  a dónde voy, desconozco si fui derrotado, o si lo seré pronto, desconozco lo que hay fuera de este tren. Tu al menos luchaste, al menos lo has intentado. 

Sechs y Kid se quedaron en silencio, mirándose sin verse o quizás viéndose sin mirarse. El ruido del vagón volvió a inundarlo todo, la gente reía y gritaba el mundo seguía girando aunque el corazón de sus habitantes ya no latiese.  

Próxima parada: Pueblo-Realidad, correspondencia con las líneas derrota y negación. La temperatura exterior es de  21ºC tenemos vientos de 12 km/h y un cielo despejado. Recuerden que la parada será de 6 horas. Gracias a todos por usar el servicio Yersinia

*La historia de Georgia empezó a escribirse muchos años antes de la existencia de los vídeos de Woodkid, es casualidad, bonita, pero casualidad que algunas cosas coincidan.

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