domingo, 14 de noviembre de 2010

Georgia (8/4) - (4/4)




Georgia Siete.


Como fugaces recuerdos se acumulan las imagenes de toda la noche, difícil diferenciar cuantas ciertas y cuantas mal interpretadas.... Los oídos continuan chillando como bebes hambrientos, como hordas de grillos que perforan el cerebro, los ojos cansados y la mente agotada. No es en ningún caso un buen amanecer.
Las carpas parecían bastante menos imponentes con el tenue sol del amanecer. Sucias y rotas, el suelo cubierto de barro y basura. Los pocos que aún continuaban moviéndose, cuales zombies, se arrastraban sobre sus vidas con las caras pálidas y el alma sucia. Era un precio muy alto a pagar por tocar las estrellas...
Todo lo que sube tiene que bajar...y no duele una ostia menos por mucho que se la espere, pensó Raven.
La chica del cabello rojo había desaparecido y el sol poco a poco volvía a esconderse entre el cielo gris dejando el campamento Wahlund de nuevo en penumbra. Frente a él la ciudad negra miraba hacia arriba imponente cual espejo que reflejaba los cielos... era hora de buscar no una salida como antaño, era hora de buscar una entrada.
El cielo cerrado comenzó a caerse a trozos, las primeras gotas bajaban suicidas, haciendo que la geosmina brotase e inhundase el aire con ese típico olor a tierra mojada. Raven elevó la mirada permitiendo que las aún escasas gotas le golpearan suavemente la cara, pronto empezaron a aumentar su intensidad.
Mientras la lluvia le abrazaba él pensaba en voz alta:
-La gente suele odiar los cielos negros y las lluvias intensas, lo suelen llamar "mal tiempo". El agua que alimenta la vida, las nubes que protegen de los rayos solares, el frescor que ayuda a apreciar el calor, podría enamorarme fácilmente de este cielo, a diferencia de los cálidos y despejados cielos azules, desiertos visuales que dañan en intensidad luminosa y llenan la mente de monotonía, estas grises montañas están llenas de vida, de velocidad de fuerza... Lluvia, viento, truenos, formas metálicas en el firmamento...
Seguía hablando, sin darse cuenta del aspecto de loco que tenía, mientras varios habitantes de las carpas empezaron a centrar su atención en él. Algunos nunca habían mirado el cielo, irónico en gentes que pasan las noches volando, y las mañanas arrastrándose. Veían el cielo que asomaba por todos los agujeros de las lonas y sentían la lluvia que arrastraba el sudor y el polvo incrustado de sus caras.
Todas las ideas y los pensamientos, tan claros mientras caía, se iban difuminando poco a poco y junto con la lluvia eran arrastrados, pero esta vez había algo distinto. El miedo, no tenía la fuerza de hacerle dudar. Perdidos los pensamientos y olvidados los planes, quedaba la "sensación" Tenía que entrar, tenía que cambiar las cosas desde el núcleo de esa fortaleza negra.

-Vamos a entrar, dijo Raven en voz alta. Hay algo en nuestra naturaleza que nos llama, despiertos o dormidos nuestras elecciones nos han traído aquí. Pero tan cerca, el miedo nos aleja de estos muros, hay que cambiar la situación. Dijo lleno de rabia.
-El electrón nunca podrá caer sobre el núcleo, es más ¿cómo piensas atravesar un muro que no tiene puertas? dijo uno de los habitantes de la carpa.
- ¡ Se puede !, gritó otro de los habitantes. -Colisionando electrones contra el núcleo, obtendremos un neutrón y un neutrino, como en una estrella que está colapsando.
-Eso es una locura, él nada tiene que ver con electrones, además ¿cómo piensas darle la suficiente energía Respondió el anterior.
En pocos minutos los dormidos y casi comatosos habitantes de Wahlund comenzaron una acalorada discusión, los gritos, los gestos de complicados cálculos hechos en el aire, las palabras técnicas imposibles de entender para Raven... todo esto rozaba la locura. La lluvia que seguía incrementando su intensidad no calmaba las cosas, muy al contrario el ambiente se caldeaba por minutos. Cuando de pronto...
-Depende del observador. Dijo una voz calmada y segura con un curioso acento italiano. Raven pronto reconoció aquella figura elegante y trajeada bajo un paraguas negro desde el que observaba el caos. Era aquel señor de acento italiano, bigote y pelo canoso que se bajó del tren antes de la estación gris. Traía un traje negro que resaltaba totalmente entre tanto barro y suciedad, en el bolsillo superior portaba un pañuelo rojo que terminaba de romper con la estética que le rodeaba.
Una vez que el silencio se extendió por el lugar, y sólo el sonido de la lluvia dominaba la escena, el señor trajeado volvió a hablar:
-Es el observador quien determina la naturaleza de lo observado, sois ahora individuos que discuten, que giran en torno al problema que les tiene atrapados. Pero, ¿qué sois para el que observa desde lejos? Un fenómeno, una nube de energía. Un mero problema que giraba pasivamente hasta que Raven comenzó a mirar el cielo y os habló de él. ¿Qué efecto han tenido las palabras de Raven sobre vosotros? ¡ Activaros ! Aún no podéis escapar, pero tenéis la energía para subir un escalón, tenéis las ganas, empezáis a plantearos cosas .
Esta ciudad tras sus negros muros, no es más que una situación a vuestros ojos, su arquitectura, tan firme y fría no supone sino una ilusión de falsa seguridad. Su fortaleza atrae a las masas de mentes inseguras y perdidas, pero vuestra mentalidad os impide acercaros. Los propios muros os rechazan hasta que vuestra presencia logra un efecto de apantallamiento, bloqueando y creando la duda en los recién llegados. Girando y girando, sin entrar, sin salir.
Lejos de que la desilusión se extendiera, la voces volvieron a explotar, y más y más habitantes se unían, incluso algunos que parecían llevar toda la vida durmiendo empezaron a despertar, era evidente que algo iba a pasar, igual de evidente era la sonrisa de satisfacción el la cara del señor trajeado.

-Preguntaos, ¿Porqué no os dejan entrar? ¿Qué hay ahí dentro?
Las gentes de Wahlund explotaron en gritos y discusiones, pequeños grupos se iban formando entre ellos empezaban a verse aquellos que tenían espíritu de líderes, las aguas comenzaron a moverse, cada respuesta traía un número mayor de preguntas, y todas ellas parecían pasar por aquella ciudad. Ciudad a la que llevaban observando toda la vida a la que nunca habían entrado y de la que nunca se habían alejado.
-Energía Raven, la curiosidad es motor, fuente de energia, el odio, la frustración... en últimas es lo que determina esta situación, energía como la del fotón que activa al electrón haciéndole cambiar de orbital. Como el fotón de alta energía que consigue desestabilizar al núcleo. Música, una reacción en cadena..
Raven no entendía nada de lo que hablaba, ni tan siquiera comprendía la situación. Mientras tanto la ira se había extendido entre los habitantes de las carpas, de dóciles y enfermos, habían pasado a furiosos y agresivos. Eran una turba, pero lejos de usar palos y piedras, mostraban una organización totalmente alienante.
Reunidos en grupos, desarrollaban formulas sobre el barro mientras otros dibujaban detallados planos. Construían armas de asedio sobre la marcha, aplicaban los datos físicos más teóricos a los arietes y catapultas. Gentes que antaño formulaban sustancias para volar ahora estaban absortos en la síntesis de productos corrosivos e inflamables. Las carpas pasaron de mohosas tiendas de campaña a salas de mando de lo que parecía una futura guerra.

El jardín de los gruñidos, ahora si que es un nombre apropiado... Pensó Raven.
Mientras la lluvia seguía empapando el paisaje, el personaje trajeado continuaba sonriendo bajo su paraguas negro, pletórico y feliz ante una situación que parecía llevar esperando toda su vida. Cual maestro de ceremonias, indicó a Raven que le siguiese, sin pensarlo dos veces Raven comenzó a caminar, andaban en silencio, elegantemente entre un caos destructivo que lo devoraba todo. Raven notaba su corazón latir más y más fuerte, sus músculos ardían y sus ganas tornaban locura, mientras más se acercaban a la Estación Gris, mayores eran las ansias que le poseían.
Casi sin darse cuenta había llegado al andén. Frente a él, alguien conocido, Hardy Weinberg el jefe de la estación. El cual ni se percartó de la presencia de Raven, el viejo Hardy parecía bastante más preocupado por la visita del señor trajeado, su expresión era de absoluto pavor, el miedo le había paralizado y entre sollozos el pobre Hardy dijo:
-No..no puedes hacerlo maldito, la construimos para el bien, para la paz, tus intenciones son egoístas, nunca fuiste capaz de pensar en el bien común, lo sabes esta construcción... Arg!..
Antes de que Hardy Weinberg pudiese terminar la frase, el trajeado personaje se había acercado rápidamente y casi de forma simultánea le había hundido un puñal en el costado. Acto seguido sacó el cuchillo y limpió la hoja con su pañuelo rojo. Hardy calló de rodillas llevándose la mano a la zona herida. El misterioso señor trajeado le miraba desde arriba con el puñal aún en la mano. Su rostro no mostraba expresión alguna
A Raven le hervía la sangre que pasaba como ácido por sus arterias, su piel exhumaba vapor, la emoción le inundaba. El caos, el fuego y la muerte danzaban a su alrededor.
Maldito...maldito Demonio de Maxwell, no podrás destruir lo construido.. Dijo Hardy con la expresión pálida, ya casi sin vida.
Con total tranquilidad, el misterioso señor se ajustó el traje, volvió a colocar el pañuelo rojo en su sitio y se dirigió hacia el tren Yersinia. Pero justo al pasar junto a Hardy, paró en seco, y con su característico acento dijo: -La vida trae consigo la muerte y el amor el odio; y todo lo construido, las semillas de su destrucción...
Después subió al tren y ya desde la puerta del vagón, volvió a hablar. -Raven, tengo una oferta que no podrás rechazar, si quieres escucharla sube, pero has de saber que si subes, lo harás renunciando a tu nombre y a tus miedos.
Raven no dudó e impulsivamente subió a bordo del tren, dentro aquel señor le esperaba ya sentado y sonriente mientras encendía un puro... -Willkommen, Sechs. Dijo con una una leve sonrisa tras soltar una bocanada de humo.

4 comentarios:

  1. Agradecimientos a DS y a CG por prestar sus conocimientos, actitudes y frases.

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  2. Y a tí, por ser quien seas.
    Gracias a tí.
    Creo que no sospechas el placer ególatra que me ha proporcionado leerte. Sin embargo, creo que te equivocarías si pensases que aprendes más de lo que perpetro, que yo de lo que con cada post dibujas. Porque, después de ver tus "obras plásticas de juventud", creo que, más que escribir (o, mejor, "además" de escribir), en el fondo, dibujas con las palabras. Defines un espacio, coloréas una atmósfera. Hay algo de "Creación", siempre a tantos miles de metros por encima de la común "recreación". Y luego hay quien dice que Dios no es una obra humana. Y "obra" lo escribiría con cursivas si estuviese haciéndolo en otra parte...
    Y "CG", deben de ser las iniciales de "Carlo Gambino", sospecho...;)
    Salute!

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  3. y cómo fue la nueva vida de Sechs, tras subir al tren?

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  4. @Carlogratto: La envidia que siento hacía los pintores y lo músicos... viene de ese punto, su capacidad de resumir colores, sonidos y emociones en reducidas dimensiones.... ¿ Cuántos amaneceres estrellas bosques batallas historias... pueden existir dentro de una canción de 5 minutos? Por eso siempre he tratado de dibujar con letras, tratando de poner lo que hay mi mente sobre letras sin cambiarlo demasiado.
    Que alguien me diga que lo he conseguido es de lo mejor, y más si es alguien anda tan alto !

    @chica de los asteriscos: Impaciencia ! Si te soy sincero no se que le pasará a este chico. Tengo trazos, imágenes borrosas... Pero tranquila, que nada más lo sepa le contaré

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