Desde pequeño he tenido un pensamiento recurrente... siempre he pensado que todo aquello a lo que me acercaba quedaba destruido. Cada vez que algo me gustaba, fuese lo que fuese...terminaba roto, perdido o desaparecía. Empecé a pensar que estaba maldito o algo así, e incluso a veces decidía alejarme con el objetivo de no romper lo que me gustaba.
Hoy sé que se trata de una falacia, un sesgo cognitivo. No puedes ver romperse aquello que no estás mirando, no puedes dañar a aquellas personas que no tienes cerca. Lo que no implica que se rompan cosas continuamente en todo le mundo.
El invierno llega, y no estoy preparado para enfrentarlo.
El invierno llega, y esta vez no he dado órdenes a mis tropas ni he solicitado apoyo aéreo.
El invierno va llegando mientras me siento a mirar las estrellas.
Pero la guerra siempre llega, con toda su gloria y todo su dolor.
Es recurrente a mi historia que estas cosas siempre me sucedan en este momento, pero quiero pensar que soy distinto, que soy mejor, que soy más fuerte. No sólo por mí.
¿Qué vamos a hacer? Lo de siempre, sobrevivir hasta tener la más mínima oportunidad para supervivir. Buscar cada rincón y cada segundo de paz para exprimirlos; cerrar los puños y apretar los dientes cuando toque. Es en el fondo, la única manera que conozco para vivir.
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