Soy tan torpe que necesito un manual
Me he visto, pensando, sin pulsar las teclas... Mala señal sin duda alguna, no debería pensar jamás al pulsar las teclas, si pienso lo estropeo. Siempre.
Por eso voy a entretener a mi pensamiento escribiéndole.
Querido pensamiento:
Te digo que no funciona, que no es una ecuación, ni es una ruta metabólica. Es quizás una cadena de Markov, pero no quiero que la veamos como tal. Te digo que pensar soluciones y adivinar decisiones no ayuda, no hay soluciones...esto no es un problema.
Todo está más que claro, y eres tú, mi estimado pensamiento, el que difumina un poco lo que hay desde mi parte.
Soy lo que soy. Pensar en qué paso dar no cambia nada. No cambia nada tampoco, el preocuparse de qué pensarán de esa decisión, pues cada decisión soy yo. Es un pack indivisible.
Ya está bien, mi señor pensamiento, de ponerme trampas, de jugarme a traición y de hacer malabares con mis miedos. Ya pasó ese día en el que buscaba aceptación y aprobación. Ya aprobé, ya me acepté. Deje usted de hacerme dudar. Se lo que quiero.
Estos últimos días me he visto en un papel que jamás pensé ocupar, me he sentido pieza de un puzzle. Me he sentido Cubo de Rubik, no me desagrada en absoluto... Incluso podría decir lo contrario, estoy tan acostumbrado a sentir a escondidas que casi me sale sin querer. Mi experiencia me habla de catástrofe, pero pronto me doy cuenta que no, que carezco de experiencia, que no tengo datos, que no me conozco este juego. Y me encanta.
Me encanta y me asusta. Siempre lo he dicho, pero hacia tiempo que no lo escribía. Me asusta pues estoy vivo. No se puede sentir el vértigo en el estómago si no se está vivo, y del vértigo...se huye, corres y cuando te das cuenta vas directo hacía él. Es de esas cosas de las que huyes saltando encima.
Yo leo el aire, yo escucho lo invisible.
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